
Editorial: Nikauly de la Mota, Directora Arriba y Alante RD
El nuevo año escolar abre sus puertas con entusiasmo, pero también con grietas que no podemos ignorar. Mientras más de dos millones de estudiantes dominicanos regresan a clases, el sistema educativo enfrenta un déficit de más de siete mil aulas. En distintas provincias, niños son enviados a tanda vespertina o reciben docencia en espacios improvisados, desde salones comunales hasta funerarias.
El Ministerio de Educación ha avanzado con el plan Aulas 24/7, entregando más de mil aulas en cinco meses. Sin embargo, la velocidad no alcanza el tamaño del reto. La ADP y los padres denuncian que cientos de centros permanecen inconclusos y que miles de alumnos siguen esperando cupo. A esto se suma la precariedad en la distribución de uniformes y útiles, con un 43 % de estudiantes todavía desprovistos de lo básico.
La pregunta no es solo cómo arrancamos el año escolar, sino cómo lo terminaremos. Urge una estrategia nacional con transparencia, participación comunitaria y visión de futuro: aulas dignas, tecnología móvil para zonas críticas, y maestros formados en sus propias comunidades.
Nuestros niños no pueden seguir esperando. El derecho a la educación no es negociable; es la base para que República Dominicana avance.




